Las bicicletas 28 | Antonio Hernández.

Para Liz.

Las bicicletas que más me gustan son de rodada 28. También les dicen de turismo. Luego me ha tocado escuchar a bicicleteros veteranos que les dicen turismeras. Son cuadros extremedamente largos y altos. Estas dos características se combinan con una doble barra superior que da forma a un cuadro reforzado que aguanta todo. Desde personas pesadas hasta largos recorridos. Todo depende de quien se encuentre en la conducción del vehículo.

Estas bicicletas son modelos clásicos. Me ha tocado identificar una que fue adquirida a finales de la década de 1940 en la tienda Sears que se ubicaba por Juárez, en el centro de Monterrey. Otras más recientes de los años 60. Diferentes marcas fabricaban este tipo de cuadro: Bufálo, Windsor, Eastman, o Raleigh.

Después de iniciado el año 2000 dejaron de venderse en Monterrey. Solo se mantuvo la venta de refacciones para este modelo. En los años recientes es posible conseguirlas de nuevo. Pero no son como las originales. Son cuadros importados de China. Conservan la característica doble barra superior, pero se encuentra a menor distancia del suelo, y la separación entra las dos es mayor. Las diferencias en esa característica “hacen ruido” al observarlas. Un usuario que tiene familiaridad con el modelo inmediatamente notará la diferencia.

Lo atractivo de una bicicleta turismo esta en las posibilidades que tiene para su lucimiento. En su estructura básica no es diferente a otras. Pero existen aditamentos que son exclusivos para este modelo histórico en México.

A diferencia de los timbres normales que se pueden utilizado en cualquier bicicleta, el usado en este modelo funciona de un modo complejo y sencillo a la vez. La parte sonora del timbre, con forma parecida a una cazuela redonda que tiene una pestaña metálica, es fijado con una abrazadera en la horquilla delantera, y se encuentra unido al manubrio por un cable de acero que termina en una palanca fijada en este. Al accionar la palanca hace que la pestaña entre en contacto con los rayos del rin delantero, y se produce el sonido del timbre. Lo singular es que produce un timbre sostenido y fuerte, a diferencia de uno normal que solo alcanza a un timbrazo de pocos segundos. En una 28 con su timbre de rayos la duración del sonido puede ser tanta como quien conduce lo desee.

Otro mecanismo exclusivo de las Turismo es su sistema de frenos. Ningún modelo actual utiliza un frenado como las 28. El contacto con quien conduce es como en cualquier bicicleta (excepto las que frenan con pedal). Lo singular empieza porque no son dos palancas cortas, sino dos varillas que van a o largo de ambos extremos del manubrio. Estas se unen a través de otra varilla que corre a lo largo de la espiga de la horquilla delantera hasta llegar a un eje fijo, donde se une a otra varilla larga que corre por la barra que une la espiga con el eje de los pedales. De este punto sale una horquilla que en sus extremos tiene las gomas para el frenado, las cuales se sostienen por medio de abrazaderas en ambos lados de la horquilla trasera. Este sistema de frenos de varillas es complementario del tipo de rines que usa una bicicleta 28. Las gomas no hacen contacto en la cara exterior del rin como ocurre de manera normal; más bien lo hacen en la cara interna de la rueda.

El asiento también es característico. Tiene una base de fierro que es sostenida por resortes altos sobre los cuales esta la base de cuero grueso. Los resortes hacen que sea cómodo el sentarse en una bicicleta turismo.

Como en los modelos clásicos, los brazos de los pedales son fijados al eje central por medio de pernos. Estos se introducen a martillazos en el eje, y una tuerca en el extremo del perno hace el ajuste necesario para que estén fijos y no se suelten en el camino.

También hay partes del cuadro que son unidas mediante tornillos y tuercas, a diferencia de la mayoría de los cuadros vigentes que vienen soldados o unidos en una sola pieza. Las dos horquillas traseras se unen al eje central y la barra vertical que sostiene el asiento por este mecanismo.

Cuando se usa en la noche una 28 es aceptablemente segura. El diseño de los dinamos con sus lamparas correspondientes esta diseñado para vincularse con una Turismo. La guasa que permite reforzar el manubrio con la horquilla delantera tiene una saliente en la cual se ajusta perfecto una lampara de dos focos incandescentes. Con una luz de esas características cualquier ciclista es bicible por la noche.

Solo quedan los adornos. En ninguna otra bicicleta como las 28 lucen tanto unas zoqueteras que evitan las fugas de agua o fango que ensucian la ropa. Lo que se escapa en una polvera lo retiene la zoquetera. También existen unos adornos que cuelgan de los dos extremos del mabubrio, donde se tiene una bola de plástico de la que cuelgan numerosas tiras de plástico de colores, que se mueven en la dirección que el viento o quien conduce las lleve.

Otras característica menos común eran los candados para estas bicicletas. Se usaba una especie de horquilla pequeña que podía ser cerrada en torno al rin trasero, y evitaba que pudiera ser rodada. Solo con la llave podía ser desactivado el mecanismo.

Este modelo aún es utilizado por personas adultas, con más de 50 años. Un bicicletero clásico como Raúl, “Don Rayo”, usa un modelo de este tipo. El dueño del taller donde el personaje pone al punto las bicicletas -Don Manuel- usa una 28 importada de Inglaterra. Durante su juventud mi papá se trasladaba en una 28 al trabajo que tenía en una fundición de fierro. En el rodado diario me ha tocado conocer personas que aún se trasladan en un modelo turismo, como el señor que vende quesos, u otro que diario acude a platicar a la plaza principal de Guadalupe, Nuevo León, o el médico que consiguió barata su 28, y gusta de mantenerla bonita.

Tengo una que me reconstruyeron en Zaragoza, Nuevo León. Poco a poco la he ido habilitando con mas detalles, y me gusta como luce. Una tarde de lluvia saliendo del cajero un señor que caminaba dificultosamente me detuvo para preguntarme por mi vehículo. Luego de que le conté como la conseguí, se despidió diciéndome: “Disfrute su bicicleta”. En otra ocasión más reciente, esperando el verde del semáforo por el mercado Juárez, en Monterrey, advertí que un ciclista al que calcule por lo menos 60 años volteo a ver mi bicicleta, me pregunto cuanto me costó, y me dijo que quería una. Encuentros de ese tipo con alguna periodicidad se presentan.

Hace unas semanas al comprar un periódico el vendedor me dijo que le parecía bonita mi bicicleta, y que el tenía una parecida. Hace 15 años la obtuvo como regalo de navidad por su trabajo como vendedor de el diario El Norte, de Monterrey. La uso poco debido a las burlas de sus amistades, quienes le decían que si bicicleta era de viejtio o de panadero. La dejo abandonada por años, y el paso del tiempo se nota en ella. Había decidido venderla en el “fierro viejo”, pero al ver que me gustan esos modelos, me la ofreció en venta por un precio razonable.

Esta en proceso de restauración, y también a la espera de ver quien sera su siguiente acompañante rodando por las calles.

Antonio Hernández

t608138@gmail.com

~ por Antonio Hernández en 7 noviembre, 2011.